sábado, diciembre 09, 2006



Este post es dedicado a una mujer única,
tan fuerte que me hizo independiente,
tan pura que cultivo mi inocencia,
tan grande que me hizo creer en Dios.
Vivió llena de sufrimiento, de injusticia sin cesar,
pero que en esa oscura soledad
iluminaba con su sonrisa,
mujer que fue vista como un anochecer,
aunque al descubrirla brillaba más que cualquier mañana,
siempre con la frente en alto...
sin arrepentirse de nada...
claro ejemplo de dedicación.
Amó como nadie y fue amada efímeramente,
dió todo...sin recibir el mundo que merecía,
aún así envuelta en soledad hubo momentos de felicidad,
sonrisas que provocaban envidida,
paz que ofrecia a manos llenas,
brazos como templo de consuelo para las almas perdidas,
en verdad me perdí en ellos cuando aún era un niño
y vivi en un hogar lleno de calidez dentro de su pecho.
Bella dama que me enseño la pureza de la inocencia,
me vistió de gala con sus enseñanzas de caballerosidad,
me aparte de ella por un tiempo
y hoy ese tiempo me ha cobrado lo perdido,
que difícil es el despertar de un sueño tan largo
en el que te olvidas de la realidad,
hoy no pude decirle cuanto fué lo que me formó,
cuanto le agradezco el que me haya enseñado a orar,
a no decir groserías ni a insultar a los demás,
a respetar a los seres que amas,
a no tratar a nadie como a ella le hicieron,
a ser siempre cortés aún cuando el mundo me de la espalda.
Hoy mi nostalgia es por el espacio vacío que me ha dejado,
aún así no pude ni puedo llorar,
pasmado me encuentro con un sentimiento de inferioridad,
despidiendome sólo de su recuerdo en mi mente,
pues ayer soñé con ella y recordé cuando sólo a su lado era feliz,
quería protegerme detrás de su falda,
esa falda que me defendía como muralla contra
mil ejercitos que me perseguían...que me amenazaban,
en verdad creeme cuando digo que recuerdo como me aferraba a tí. Hoy crecí y se amargo mi vida,
las noches soñadas dejaron de existir,
y sólo me queda el recuerdo de lo fuerte que fuíste,
ojalá me hubieras contagiado
con esa enfermedad de bondad que te brotaba,
infectado con ese vicio de amabilidad
y apuñalado con el perdón que solo tú tenías.
Mi bella dama llegué tarde
y hoy maldigo el momento en el que te perdí,
no puedo aceptar ésta realidad,
el saber que al tenerte no te demostré
lo que mucho que significabas ni dejabas en mí,
hoy llorar es inútil pues por más que trato no puedo,
mi alma está de luto y mis ojos impacientes por llorar,
pero siguiendo tu consejo no diré nada,
esto quedará entre los dos,
estaré tranquilo pues te fuiste una noche
en silencio justo como lo imaginé,
ahora descansas tranquila de tanta basura
que había en tu mundo y mi mundo,
hoy sólo te toca volar...
renaciendo con tus alas en el inmenso infinito
para que nadie te pueda lastimar. Gracias por lo que me enseñaste,
por lo que me dejaste,
por lo que diste, por reir, por llorar,
por protegerme, por defenderme,
por aconsejarme e incluso regañarme,
por recibirme siempre con una sonrisa,
por tu admiración, por tu instinto materno,
por ser como eras sin que te importara lo que hacían los demas
gracias por hacerme un hombre de principios..pero sobre todo... por existir.
Mil gracias dulce maestra de la bondad,
tal vez no lo dije muchas veces pero te quería mucho,
y hoy sólo te digo adios...mi hermosa Abuela.