lunes, noviembre 13, 2006

Tiempo sin escribir, tiempo sin reflexionar,
pero es que pasan tantas cosas en mi vida,
que existen momentos en los que sólo quiero dejar de pensar,
disfrutar los minutos sin que exista nadie que me pueda lastimar.
Hace unos días me sucedió lo que tanto esperaba,
un día lleno de ilusión, de alegría, de anhelo,
de tanta lucha que por fin venció la batalla
entre mis miedos y yo.
Fui seleccionado para hacer mi especialidad,
entre tantos medicos llenos de esperanza,
mi sueño se hizo realidad,
queria correr...brincar...gritar de alegría...llorar sin cesar,
pero fue tanta mi dicha...
que creo que fue pecado el sentirme como nadie más,
pues recibí otra noticia que me paro en seco,
dejandome en una cruel, vacia y oscura ansiedad.
Ira, impotencia, coraje iba sustituyendo la alegría que sentía
y fue en ese momento donde deje escapar mis sueños,
en donde tire mis ilusiones envueltas en un trozo de papel,
justo a través de la ventana que sellé para que nadie me pueda volver a ver.
Y me pregunto ¿Por qué?
¿Por qué siendo uno de los mejores días de mi vida
me entero que esta me la quieren arrebatar?
¿Qué tanta espera nunca ha valido la pena,
pues de que te sirven las buenas noticias
si ya no estaras aquí para verlas volar?
Una vez más, confié en alguien que me ha vuelto a destrozar,
que al principio unio mis pedazos
pero que ayer sencillamente los quizo quemar.
Pues bien por el momento seré lo que siempre he querido ser,
el medico especialista que me llevo tantos años formar,
pero es triste saber que al obtener algo bueno
haya perdido el deseo de creer,
que la felicidad que añoraba,
sólo mito se volverá en cualquier atardecer.
Hoy vuelvo a sentirme en soledad,
con una pequeña sonrisa vestida de luto
que no me permite avanzar,
hay tantas cosas que les puedo contar,
pero el día de hoy simplemente me dejo caer de espaldas
en el jardín repleto de rosas negras que me quiere abrigar,
relajo mis hombros,
cierro los ojos de mi alma,
sello los labios de mis anhelos,
respiro un poco y profundo,
aprieto impotentemente la tierra entre mis dedos
deseando solamente descansar,
pues hoy se que los cuentos no existen,
y mucho menos que existen...con un buen final.